Este blog, dedicado al comentario y la crítica de libros, quiere ser tanto un pequeño aporte en el desarrollo de la afición a la lectura como una especie de foro en el que las visitas intercambien opiniones entre sí y con el blogger acerca de las obras expuestas.

lunes, 4 de abril de 2016

El hombre de la arena y otros cuentos, de E.T.A. Hoffmann


El hombre de la arena y otros cuentos
Editorial Magisterio Español, S.A.
Madrid, 1972

Aunque el movimiento romántico fue un importantísimo punto de inflexión en la historia de la literatura y muchas de sus obras influencia definitiva y fructífero semillero para las letras posteriores, su producción ha envejecido mal. Efectivamente, mientras que el lector actual sigue disfrutando de literatura de épocas anteriores, como el Romancero, Quevedo o Garcilaso, sin grandes impedimentos, muchos textos narrativos, poéticos, teatrales, de aquella tendencia que acompañó al Mal du siècle se nos caen de las manos debido a un estilo que resulta artificioso y cursi para el gusto de hoy.
Es lo que, en gran medida, ocurre con el libro que comentamos en esta entrada. Traducidos por primera vez, total o parcialmente, al español por Carmen Bravo Villasante para esta edición de 1972, los siete cuentos que integran el volumen no carecen, en absoluto, de interés, siempre que hagamos el esfuerzo de intentar situarnos en el contexto en el que fueron creados para poder, así, tener una perspectiva ecuánime una vez poseamos una cierta visión de los distintos valores que impregnaban la sociedad en la que le tocó escribir a Hoffmann.
Ninguno de los relatos conseguirá despertar la más mínima inquietud (y mucho menos sentimientos de terror o angustia) en el lector de nuestro tiempo, lo que es perfectamente explicable si se tiene en cuenta que, si hay un subgénero que caduque con toda seguridad (llegando muchas veces a provocar más risa que miedo), ese es el género de horror.
Obviado esto, no hay que olvidar que las obras literarias de calidad, si bien pierden con el paso del tiempo algunas de sus virtualidades, pueden conservar determinadas virtudes debidas a la maestría de su creador, virtudes que no están a merced del transcurrir de los años y las modas. Son estos los rasgos que las convierten en clásicos y las hacen merecedoras de seguir siendo publicadas y leídas.
Tendremos, sin embargo, insisto, que enfundarnos en levitas o mirar el mundo a través de los ojos de una frágil damisela que se sonroja ante la más ingenua expresión amorosa o se desvanece por sólo oír nombrar a un hipotético fantasma, acompañados de seres arteros y malvados, los antagonistas que luchan por hacer el mal, para entrar en el universo que Hoffmann nos propone en estos cuentos.
“El hombre de la arena”, relato que abre el libro, arranca con un personaje que a la gente de cierta edad no dejará de recordarle otros ya tradicionales e inmersos en el ideario colectivo: el hombre del saco, los mantequeros, etc. Pronto, como suele ser habitual en este autor, deriva sutilmente hacia parámetros más positivistas, más “realistas”, sin abandonar por eso sus dosis de cursilería romántica pero dotando al terror de una dimensión psicológica más moderna, que otros autores, como Kafka, se encargarán de hacer avanzar sin llegar aún a la otra vuelta de tuerca magistral que nos ofrece, por ejemplo, Borges en narraciones en las que lo fantástico, teñido a veces de un terror que puede llegar a enfermarte, se nos hacen presentes arrojando el reto de su difícil superación. Un ejemplo del genial autor argentino: “Tigres azules”.
Siguen a este primer cuento otros seis, de extensión variable pero todos ellos centrados en apariciones espectrales, vampirismo que más parece necrofagia, algún folletín entreverado de inquietantes sospechas pecaminosas y, aún más, sacrílegas, una narración larga cuyo título, “Datura fastuosa”, planta llamada también “Trompeta del diablo”, constituye una complicada metáfora que implica un cierto conocimiento de esta especie vegetal y sus propiedades para ser entendida, y que ataca y critica duramente la orden de los jesuitas y un cuento final, “La curación”, muy corto y quizá el más flojo.
En todos los textos están presentes el terror, la fantasía, a veces el anticlericalismo y/o una dura crítica a las convenciones morales y sociales de la época, junto a historias y sentimientos de amor, más o menos puro o perverso.
Un buen libro, éste o cualquiera de las compilaciones de sus cuentos hoy día ya suficientemente publicadas en español, para empezar a conocer a un E.T.A. Hoffmann diferente al autor de la historia de Cascanueces que dio lugar al famoso ballet de Tchaikovsky.

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